Ocurrió el pasado 28 de
diciembre. No, no fue una inocentada, aunque cuando me lo dijeron así lo creí
ya que me encontraba de permiso por las vacaciones navideñas.
Un detenido por malos tratos, se
fugó de los calabozos de la Ciudad de la Justicia de Zaragoza,
ubicados en el Edificio Fueros de Aragón. Dicen que la dotación de policía adscrita es escasa y
por lo visto imposible vigilar a todos los detenidos. Debemos suponer que ese
día los calabozos estarían muy concurridos y realmente era tan escasa la dotación
policial que no hubo forma de ver cómo el detenido se fugaba.
La noticia salio en el Periódico
de Aragón 3 días más tarde,
A partir de ese día, ignoro si
por las vacaciones, (debemos considerar que hasta el lunes día 16 de enero, la Ciudad de la Justicia de Zaragoza, no
se encontrará con la totalidad de la plantilla), el caso es que por parte de la Dirección General
de Justicia e Interior, no se ha manifestado declaración alguna al
respecto, explicando el motivo por el cual el detenido pudo escapar de unos
calabazos que no son nada fáciles, aunque el protagonista de los hechos, al
parecer, se los conoce muy bien.
Nos
encontramos en un nivel 4 de alerta terrorista, sin embargo no parece que
estemos protegidos, pese a la manifestaciones de la Directora General y el Consejero de Justicia e Interior, de noviembre y diciembre
del año 2015, que aseguraron que echaban los tornos para entrada y salida de los edificios de
todo el personal, y visitantes por “motivos de seguridad, dada la alerta
terrorista”
No vamos a discutir si se ficha el tiempo de desayuno o no se ficha,
pero que no nos engañen. Fue una decisión tomada unilateralmente por la Dirección General ,
de la que en su día nos enteramos por la prensa, y contra la que nada podemos
hacer, a pesar de que esta medida impopular fue impuesta sin negociación previa
con los representantes de los trabajadores. Una vigilancia innecesaria a un
colectivo que lejos de dar problemas, siempre hemos realizado más funciones de
las que indica nuestro reglamento, un colectivo que no echa “la persiana” sin
acabar las diligencias que tiene pendientes encima de su mesa, un colectivo al
que nunca le ha importado quedarse más tiempo por razones del servicio. Una
medida que lejos de solucionar problemas, lo que ha hecho es aumentarlos, ya
que al poner en entredicho nuestro trabajo y capacidad, podría hacer merma en el
especial celo que siempre se ha caracterizado en los funcionarios de la Administración de
Justicia.
Lo
que si discutimos es la mentira en la que se basaron tanto el Consejero de
Justicia e Interior como la Directora
General , de que los tornos se echaban en razón a la seguridad
de los edificios debido a la amenaza terrorista.
Un
detenido se fugó del calabozo, saliendo a la calle con total tranquilidad, sin
ficha y sin tarjeta alguna que le identificara, de la misma forma, podía haber
entrado un “mochilero” o un “hombre
bomba”, nadie hubiera reparado en esa causalidad, y eso si es que un peligro
para la seguridad de los edificios y de trabajadoras y público en general.
Por
CCOO hemos pedido explicaciones a la Directora General
de Justicia e Interior por estos hechos, tanto por la seguridad del
Edificio Fueros de Aragón donde se ubican los calabozos, como por la escasa
dotación de policía adscrita, ya que la bicefalia de esta Consejería le hace
responsable de lo sucedido a todos los niveles.
Zaragoza a 11 de enero de 2017
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