No
es una frase retórica, sino la realidad: toda movilización, y entre ellas la
huelga, tiene mucha más efectividad si es general que si es de un sector
concreto (funcionarios por separado o juzgados de una determinada jurisdicción).
A las movilizaciones de los últimos años nos remitimos. ¿Cuándo hemos
conseguido sacar adelante nuestras reivindicaciones? Cuando hemos ido todos a
una.
Por
eso no se entiende la postura, muy aplaudida por algunas personas que siempre
buscan una excusa para no hacer huelga, de sindicatos como el CSI.F o el STAJ
que, haciendo el trabajo al Gobierno de la Nación, desincentivan a los
funcionarios de Justicia que se sumen a la huelga porque la reforma laboral no
nos afecta y luego igual tenemos que ir a la huelga los funcionarios públicos,
cuando con toda seguridad apliquen dicha reforma a los funcionarios públicos.
Con semejantes sindicatos no hace falta patronal ¿Alguien de verdad piensa que
la reforma laboral ante la que estamos es una medida aislada y que luego no va
a haber reforma alguna que conculque los derechos de los funcionarios? De
momento los funcionarios no tenemos más que ver nuestra nómina para ver que las
medidas del Gobierno sí que afectan a los funcionarios: congelación salarial un
año más, después del descuento del sueldo del año 2010; aumento de las
retenciones por haberes pasivos y Mugeju; y aumento de las retenciones por
IRFP: este año vamos a cobrar menos que muchos años. Y la vida sube sin parar. Todo ello sin hablar de los funcionarios interinos y a los laborales, a los que la reforma laboral es de aplicación inmediata.
La
reforma laboral no es una reforma aislada: el gobierno promete más reformas
para los meses de abril y mayo, pero no anuncia qué va a reformar. La reforma
laboral no es sino una seña del futuro que nos aguarda a los españoles, con un
gobierno con mayoría absoluta que tiene por delante 4 años para cambiar todo el
sistema de relaciones laborales de nuestro país, incluidos funcionarios públicos,
en aras según ellos de crear empleo y mejorar la competitividad y la
eficiencia, pero que en realidad supone dar todo el poder al empresario y a la
Administración, destruir empleo (este año ya no hay oposiciones) y convertirnos
a los trabajadores y funcionarios en herramientas de usar y tirar. En nuestras
manos está luchar contra este ataque gravísimo a los derechos de los
trabajadores, sin precedentes en la democracia.
La
huelga es como un cortafuegos: cuanto más grande más probabilidades tiene de
parar el fuego. Si, como animan CSI.F y STAJ, los funcionarios de Justicia no
nos unimos a la huelga, el cortafuegos será más pequeño; si ahora no hacemos
huelga, y luego pretendemos hacerla por separado, porque reforman nuestras
condiciones laborales en la línea ya iniciada por la reforma laboral, nuestra fuerza
será mínima, el Gobierno nos pasará por encima y seremos una vez más vilipendiados por la
opinión pública y el resto de trabajadores. No hay peor ciego que el que no
quiere ver.
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